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miércoles, 18 de abril de 2018

El Manuscrito Voynich


El llamado Manuscrito Voynich o Códice Voynich es un misterioso libro ilustrado, escrito hace unos 500 años por un autor anónimo en un alfabeto que hasta ahora no ha sido identificado y que se conoce como voynichés.

Lo interesante del manuscrito es que se trata del único documento que hasta ahora ha resistido todos los ataques de los mejores criptógrafos y de todos los medios informáticos que han intentado descifrarlo incluidos los mejores especialistas estadounidenses y británicos en descifrados de la Segunda Guerra Mundial (famosos por haber conseguido descifrar los códigos secretos japoneses y alemanes). ¿Qué se ha conseguido? prácticamente nada. Tal sucesión de fracasos no ha hecho otra cosa que alimentar la teoría opuesta: el libro no es más que un elaborado engaño, una secuencia de símbolos al azar sin sentido alguno.

El nombre del manuscrito se debe al especialista en libros antiguos Wilfrid M. Voynich, quien lo adquirió en 1912. Actualmente está catalogado como el ítem MS 408 en la Biblioteca Beinecke de libros raros y manuscritos de la Universidad de Yale.

Descripción
El libro tiene unas gruesas tapas de vitela (una especie de pergamino hecho de cuero de cordero muy trabajado y fino) aunque esta encuadernación fue añadida posteriormente, posiblemente en el siglo XVII. contiene un total de 116 folios, aunque la numeración de ellas, que al parecer es posterior al texto indica que faltan otras 28. El tamaño es de 16.2 centímetros de ancho por 23.5 de alto, además de 5cm de grosor.
El texto está iluminado de diferentes colores, azul, amarillo, rojo, castaño y verde  y profusamente ilustrado con acuarelas de plantas desconocidas, mujeres desnudas y otros motivos, excepto en la última “sección” -luego veremos cuáles son- que sólo contiene texto. Sólo 33 páginas contienen sólo texto.

En la obra hay más de 170.000 caracteres y 40.000 palabras  con un tipo de letra minúscula. Hay que señalar que parece que en primer lugar se dibujaron las ilustraciones y luego se añadió el texto escrito, pues en ocasiones el texto se superponen a las ilustraciones que en todo el texto no se puede observar ni una sola corrección, como si hubiera sido escrito conociendo exactamente lo que se deseaba escribir , sin ningún titubeo y sin signos de puntuación. Contiene algunas anotaciones en tapa interior realizada por los últimos propietarios.

Los folios que forman el manuscrito están numerados en la esquina superior derecha, realizados claramente tras la encuadernación del libro.


Texto del manuscrito Voynich
El texto (llamado voynichés) fue claramente escrito de izquierda a derecha, con un margen derecho desigual. Las secciones más largas se encuentran partidas en párrafos, a menudo con "viñetas" en el margen izquierdo. No hay evidencia de signos de puntuación.

El texto es fluido, sin enmiendas ni tachaduras como si el escriba entendiera lo que estaba escribiendo mientras lo hacía; el manuscrito no da la impresión de que cada carácter haya tenido que ser calculado antes de ser escrito en la página. No sólo parece ser que el escriba estaba transcribiendo un texto sino que además, conocía el lenguaje usado a la perfección.

Contiene de más de 170.000 glifos, normalmente separados unos de otros por pequeños espacios. La mayoría de los glifos están escritos con uno o dos trazos simples. Considerando que existen disputas sobre si ciertos glifos son distintos o no, se calcula que el alfabetoentero consta de entre 20 y 30 glifos totales para casi todo el texto, con raras excepciones de algunas docenas de caracteres "extraños", encontrados una o dos veces en todo el texto.

Los espacios más anchos dividen el texto en alrededor de 35.000 "palabras" de longitud variada. Estas parecen seguir una cierta fonética o reglas ortográficas de cierto tipo; por ejemplo, algunos caracteres deben aparecer en cada palabra (como las vocales en el castellano), algunos caracteres nunca siguen a otros, algunos pueden ser dobles pero otros no.

Por otro lado, el "idioma" del manuscrito Voynich, el voynichés, es distinto de los idiomas europeos en varios aspectos. En particular no existen palabras con más de 10 "letras". Además, la distribución de letras dentro de una palabra es algo peculiar: algunos caracteres aparecen solamente al principio de una palabra, otros solamente al final y algunos siempre en el medio.

El texto parece ser más repetitivo que los típicos idiomas europeos; existen secuencias en las cuales la misma palabra común aparece hasta tres veces consecutivas.

En 2009, investigaciones de la Universidad de Arizona (EE.UU.) demostraron, mediante la prueba del carbono 14, y con una fiabilidad del 95%, que el pergamino del manuscrito podía datarse entre 1404 y 1438. Por otra parte, el McCrone Research Institute de Chicago demostró que la tinta fue aplicada no mucho después, confirmando así que el manuscrito es un auténtico documento medieval.

Además la tipografía es la llamada "cursiva humanista", un estilo de escritura que estuvo en boga en Europa durante un par de décadas del siglo XV.

Por otro lado, el estilo de los peinados que llevan las figuras femeninas es exactamente el de los que se utilizaron entre 1480 y 1520. En algunas ilustraciones aparecen castillos típicamente centroeuropeos y del estilo de la Baja Edad Media.


El libro está plagado de ilustraciones que en contra de lo que pudiera parecer (ayudar a comprender su significado) no hace sino complicar aún más su descifrado. Exceptuando la última sección, que contiene únicamente texto, casi la totalidad de las páginas contienen al menos una ilustración. Los expertos que han trabajado sobre él, coinciden en diferenciar las ilustraciones en 6 secciones aparentemente diferenciadas entre sí. Las secciones y sus nombres convencionales son:

1. El Herbolario: La más extensa pues ocupa 130 páginas en las que se muestran una o incluso dos plantas junto a algunos párrafos de texto, en un formato típico de herbarios europeos de la época. La inmensa mayoría de ellas corresponde a plantas que no existen ni han existido nunca, o, dicho en otras palabras, a especies que no pueden ser identificadas por ningún botánico del mundo. Algunas partes de estas ilustraciones son copias en mayor escala y detalle de bocetos vistos en la sección farmacéutica. 

Algunas plantas si son conocidas. Así la hoja dibujada en el folio 42 verso pertenece a la variedad Rumex acetosa -conocida como acedera- una hortaliza de sabor ligeramente amargo que se come como hoja verde en ensalada. En la misma página, aparece una imagen más pequeña de una hoja perteneciente a una especie del género Oxalis Linneo. Lo único que ambas plantas tienen en común es el gusto amargo debido a que ambas contienen ácido oxálico, que en grandes dosis es sumamente tóxico.

En la hoja 100 hay un dibujo de una planta que, ha sido identificada por el botánico O´Neill como Botrychium lunaria Swartz. Su nombre común es "lunaria menor", y desde antiguo se la conoce como astringente y antidiarreica.

2. Sección Astronómica: Esta sección contiene diagramas circulares, algunos con lo que parecen ser soles, lunas y estrellas, lo que sugiere que trata de astronomía o astrología. Existe una serie de 12 diagramas muestra símbolos convencionales para constelaciones zodiacales (dos peces para Piscis, un toro para Tauro, un soldado con un arco para Sagitario, etc.). Cada símbolo está rodeado por exactamente 30 figuras de mujeres en miniatura, la mayoría de ellas desnudas, cada una sosteniendo una estrella.

Resulta cuanto menos curioso que sean 30 en lugar de 60 (un número mucho más “exotérico” y astronómico). Además, entre las páginas perdidas se encuentras las de Acuario y Capricornio, mientras que Aries y Tauro están separados en cuatro diagramas con 15 estrellas cada uno. Algunos de estos diagramas se encuentran en páginas desplegables. Sobre las páginas que faltan hay que decir que no fueron arrancadas , sino descosidas (preceso muy laborioso) y algunos afirman que  en ellas estaba la clave que permitiría descifrar el texto.

3. Sección Biológica: Un texto denso y continuo con figuras de pequeñas mujeres desnudas (y quizás embarazadas) tomando baños en un líquido verde dentro de una especie de balnearios o tinas interconectadas por una elaborada red de tuberías, algunas de ellas claramente en forma de órganos genitales femeninos. Algunas de las mujeres llevan coronas. Algunos autores afirman que estas conducciones de agua representan, en sentido figurado, a los vasos sanguíneos, el sistema cardiocirculatorio, el aparato digestivo y los órganos reproductivos.

4. Sección Cosmológica: Es una sección muy oscura, repleta de diagramas circulares, pero de naturaleza desconocida con páginas desplegables. Una de ellas es bastante llamativa ya que está formada por seis páginas de largo, que contiene una especie de mapa o diagrama de lo que parecen seis islas conectadas por calzadas, castillos y lo que parece un volcán.

5. Sección Farmacéutica: Esta parte contiene ilustraciones de partes de la planta, ya sea el tallo, la hoja o la raíz y pequeños fragmentos de texto, como si se estuviera describiendo la aplicación de esas plantas. Aparecen objetos similares a jarras farmacéuticas (albarelos) a lo largo de los márgenes y como hemos dicho, algunos párrafos de texto.

6. Recetas: La forman muchos párrafos cortos, cada uno marcado con una "viñeta" en forma de flor (o estrella) que podrían ser pasos o instrucciones para elaborar algo (presumiblemente un producto químico o alquímico).


Cuando el manuscrito es “redescubierto” por Voynich en el año 1912, el libro guardaba entre sus páginas una carta. Esta junto a otras tres conocidas posteriormente, estaban dirigidas al mismo hombre: Athanasius Kircher.

Uno de los primeros propietarios del Manuscrito Voynich fue Georgius Barschius o Georg Baresch, un oscuro alquimista que vivió en Praga a comienzos del siglo XVII. Georg Baresch, pensó en Kircher como el único hombre capaz de interpretar sus extraños caracteres. Así, Baresch le escribió una carta en 1637, en la que le pedía estudiara el texto y tratara de hallar una solución al problema. Esta primera carta se ha perdido pero se sabe que no obtuvo respuesta.

Ante el silencio de Kircher, Baresch volvió a escribirle dos años más tarde. Esta segunda carta -que sí se conserva- reitera el pedido de que Kircher se ocupe del manuscrito, aprovechando el viaje de algunos religiosos amigos de Baresch desde Praga (donde estaba Baresch) hacia Roma (donde estaba Kircher). La carta está actualmente en los Archivos de la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma.

Dentro del libro en sí, Voynich encontró una carta. También está dirigida a Kircher y está fechada en 1666. El autor de la misiva es otro personaje llamado Johannes Marcus Marci de Cronland, rector de la Universidad de Praga. El original se encuentra junto al libro, en la Biblioteca Beinecke. No fue la única carta de Marci ya que se conserva también en los Archivos Gregorianos una carta anterior a Kircher sobre el mismo asunto.

De todas las cartas, sin duda la que estaba en el interior del libro se puede considerar especial, ya que aporta datos sobre su origen. En esta carta, conocida como “Carta Marci” dice haber heredado el libro de un amigo íntimo (que aunque no nombra, sabemos que era Georg Baresch) y pide a Athanasius que lo traduzca porque está convencido que es el único que podrá hacerlo. Además y esto es lo importante, informa que el libro pertenecíó a Rodolfo II de Bohemia -según le contó un profesor de lengua del entonces Rey de Bohemia Fernando III- por el que pagó la gran cifra de 600 ducados (unos 45.000 euros actuales). Además “él creía que el autor era el inglés Roger Bacon.


La primera prueba de que el lenguaje del manuscrito Voynich es real, es un dato que los autores del libro no podían conocer cuando lo escribieron, dado que fue postulado quinientos años después de su creación. Se trata de la llamada “ley de Zipf”, ideada por el lingüista George Zipf. Zipf explicaba que hay una frecuencia universal de palabras cortas y largas en todas las lenguas humanas. Para que un idioma sea creíble, debe respetar los parámetros establecidos su ley, que viene a decir que en todas las lenguas conocidas la longitud de las palabras es inversamente proporcional a su frecuencia de aparición (cuantas más veces aparece una palabra en un idioma, más corta es). Esto es debido a que la explicación a esta ley se basa en la economía lingüística: las palabras que más utilizamos son más cortas y así requieren menos energía, por ello es el uso de una lengua el que acaba por imponer esta ley.

El lenguaje del manuscrito Voynich encaja perfectamente con esos parámetros: su frecuencia de palabras cortas y largas es equivalente a la de muchos otros idiomas que utilizamos ahora mismo. Sin embargo, esta condición parece necesaria pero no suficiente. Podemos crear libros sin contenido alguno que cumpla esta regla. No es sorprendente que la cumpla hoy, lo que parece inaudito es que la cumpla un texto creado hace 500 años.

Jorge Estolfi hizo un estudio estadístico comparando el Voynichés con otros lenguajes naturales como el latín o el inglés. El estudio que en el fondo es simple, consiste en medir cuántas palabras tienen una longitud dada. Es decir, cuántas de ellas tienen longitud 1 (entre ellas “y”, “o”...), cuántas longitud 2 (“el”, “la”...) y así en adelante.

Ahora tomemos dos dados y lancémoslos. Supongamos que obtenemos un 2. La primera palabra codificada sería la formada por los dos primeros caracteres: Do. Tiremos los dados de nuevo: un 4. La siguiente palabra sería nXPh, y así sucesivamente. La longitud de las palabras de nuestro idioma seguirían exactamente el mismo patrón que el Voynichés. No obstante, el mismo resultado podría obtenerse eligiendo las palabras de un texto en cualquier posición y aunque cumpla el patrón de normalidad, no tendría sentido ninguno.

También tenemos que preguntarnos: ¿Siguen el resto de lenguajes naturales la distribución Normal?. La respuesta es no. La curva es similar aunque no igual, ya que en los lenguajes naturales la longitud de las palabras de más uso se concentran en aquellas de seis, siete u ocho palabras para ir disminuyendo paulativamente en un descenso suave, no siendo por tanto simétrica como se puede contemplar en el siguiente gráfico:

Por otro lado, la entropía (el grado de desorden de un sistema) es similar a aquella de textos en latín. Algunas palabras aparecen exclusivamente en ciertas secciones, o sólo en algunas páginas; otras son frecuentes en todo el manuscrito. Existen muy pocas repeticiones entre las miles de "leyendas" adjuntas a las ilustraciones. En la sección herbario, la primera palabra de cada página aparece solamente en esa página, pudiendo representar el nombre de la planta.


Las consideraciones astrológicas siempre tuvieron un papel importante en la recolección de hierbas medicinales, sangrías y otros procedimientos médicos comunes en la época más probable de elaboración del manuscrito (ver, por ejemplo, los libros de Nicholas Culpeper). Sin embargo, aparte de los obvios signos zodiacales, y un diagrama que parece mostrar losplanetas clásicos, nadie ha sido capaz de interpretar las ilustraciones dentro de las tradiciones astrológicas conocidas (sean europeas o de otros lugares). No hay pruebas de tales conocimientos avanzadísimos en el manuscrito, salvo algunos diseños "astronómicos" (por ejemplo estrellas que parecen "explotar" en los folios 68 anverso y 69 reverso, aunque pueden representar cualquier otra cosa).

En el libro Solution of the Voynich Manuscript: A liturgical Manual for the Endura Rite of the Cathari Heresy, the Cult of Isis ("La solución al manuscrito Voynich: un manual litúrgico del rito de Endura en la herejía cátara, el culto a Isis", 1987), Leo Levitov afirmó que el manuscrito era una transcripción sencilla de una "lengua oral políglota", que definió como "una lengua literaria comprensible para aquéllos que no entendieran el latín, a quienes se les podría leer en esta lengua". Propuso un desciframiento parcial en una mezcla de lengua flamenca medieval con muchos préstamos lingüísticos de francés antiguo y antiguo alto alemán.

Según Levitov, el rito de Endura no era sino un ritual de suicidio asistido, asociado con la fe cátara. Para Levitov, el manuscrito Voynich representa uno de los últimos legados de los cátaros, un derivado del cristianismo que vivió días de gloria y de severa confrontación con la Iglesia Católica entre los siglo X y XIII . El catarismo creía en la existencia de dos mundos en eterno conflicto creados por una figura maligna y otra benigna. Entre las prácticas usadas por los cátaros pudo existir (es puesto en duda) un ritual llamado “endura”, que sirvió a Levitov como base para formar su muy particular teoría del origen y significado de las ilustraciones del manuscrito Voynich.

El ritual cátaro era un proceso de suicidio lento y sagrado. De acuerdo con Levitov, los fieles se abrían las venas para derramar la sangre en enormes tinajas llenas de agua o, quizá, en estanques. Así explica que las plantas quiméricas no están destinadas a representar ninguna especie botánica, sino que son símbolos secretos de la fe. Las mujeres en las tinas junto a la red de tuberías representan el propio suicidio ritual, que incluiría la venesección: cortarse las venas para que la sangre se derramase en un bañera con agua caliente. Las constelaciones sin análogo celestial representan las estrellas del manto de Isis.

Se cuestiona esta hipótesis en varios frentes. Uno es que se sabe muy bien que la fe cátara era un gnosticismo cristiano, y no se asociaba de ninguna forma con Isis, por lo que entra en contradicción con la teología cátara, perfectamente documentada. Además, la existencia del propio rito del Endura está puesto en duda. Otro es que esta teoría sitúa el origen del libro en los siglos XII o XIII, con lo que sería considerablemente más antiguo que lo que incluso los partidarios de la teoría de Roger Bacon defienden. Levitov no ofreció ninguna defensa frente a este argumento, más allá de su traducción. Las conclusiones de Levitov, decían, tenían mucho de intuición y muy poco de rigor académico.

Las extrañas características del texto del manuscrito (tales como las palabras duplicadas o triplicadas) y el contenido sospechoso de sus ilustraciones (tales como las plantas quiméricas) han llevado a muchos a pensar que el manuscrito es en realidad un engaño.

En 2003 el especialista en computación doctor Gordon Rugg mostró que se podía reproducir texto con características similares a las del que contiene el manuscrito, mediante el uso de una tabla con prefijos, raíces y sufijos, que habrían sido seleccionados y combinados por medio de una plantilla de papel perforado. Este mecanismo, conocido como rejilla de Cardano, se inventó hacia 1550 como herramienta criptográfica. Sin embargo los pseudo textos generados en los experimentos de Gordon Rugg no tienen las mismas palabras y frecuencias que el manuscrito Voynich, y su parecido con el voynichés es sólo visual, no cuantitativo. Puesto que también se puede producir un galimatías aleatorio que se parezca al español (o a cualquier otra lengua) en una medida similar.

Información obtenía de Todo Libro Antiguo
Más información en National Geographic


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